“Lo que yo quería era fundirme en un solo cuerpo con ella, sin ninguna traba. Pertenecerle y que ella me perteneciera. Quería esa señal. Por supuesto, la deseaba sexualmente. Pero no se trataba sólo de eso. Estoy hablando de una comunión de cuerpos. Nunca, en toda mi vida, había experimentado la sensación de fundirme con alguien. Siempre había estado solo. Y siempre había estado, alerta, dentro de un marco. Quería liberarme. Y me daba la sensación de que, liberándome, podría descubrir mi propio yo, ese yo que hasta entonces solo había vislumbrado de una manera muy vaga. Me daba la sensación de que, uniéndome estrechamente a ella, lograría apartar de mí el marco que había regulado hasta entonces mi vida”.
Fragmento de El cuchillo de caza y El folclore de nuestra generación: prehistoria del estadio avanzado del capitalismo, respectivamente, de Haruki Murakami en "Sauce ciego, mujer dormida"