viernes, 2 de marzo de 2012

... Pero sólo era un sueño.

Anoche. Recuerdo que anoche soñé. Y soñé contigo. 
Me ibas a buscar al terminal de buses de tu ciudad y nos íbamos en micro para tu casa. Primero estábamos en una, y la gente nos miraba. Íbamos de la mano. Luego, bajamos y mientras caminábamos hacia el paradero, ví la playa... Y en ese momento supe que era un sueño.
Un hermoso y triste sueño. 


Llegamos a tu casa, aún tomadas de la mano. Pero nos soltamos al ver que tu madre me saludaba con cierto tipo de habla que era muy familiar para mi. Nos dejó solas en tu habitación, tomamos de nuevo nuestras manos y...

Sólo sentí la almohada mojada, mi mano frente a mis ojos y la otra entrelazada en el peluche con cual acostumbro a dormir. Cerré mis ojos tratando de divisar aquel deseado beso. Diez centímetros de diferencia de altura. 1,72 tú y 1,62 yo. Tu con tu cuerpo de handbolista que practica también natación, y yo con mi cuerpo normal de chilena media. Tus labios contra los míos... Mis labios contra los tuyos. 
Desperté nuevamente mirando hacia el techo. Ésta vez lloraba más y mi mano estaba sobre mi boca. Entrecerré la vista y no detuve las lágrimas que ya corrían libres.