jueves, 19 de agosto de 2010

Maternidad

Grítame más, creo que no te escucho. ¿No entiendes que ya puedo andar sola por la calle, sin que me tomes de la mano? ¿Acaso tengo que seguir tomándola? ¿Es necesario? Cuestiónate, porque aquí la única ciega y la única que no encuentra otro argumento más que "soy tu madre y debes obedecerme" eres tú. ¿Qué más quieres que te demuestre? ¿Quieres que sea tu empleada, para que me dejes salir? Dímelo ahora, que lo hago si es necesario... Pero, dime una razón con buenos argumentos y que no tengan que ver con tu maternidad ni con la delincuencia, porque sé bien a lo que me enfrento día a día sola en la calle.
Por favor, no me vengas con los cuentos de que no sabré cuidarme. Mujer ya te lo he dicho ¡Se manejarme en metro, calles, micro y, por sobre todo, donde mierda estoy parada!
¡Ah! Pero si lo de que estoy en la edad de la verdad es cierto, pero eso no tiene derecho a privarme de todo lo que, según tú, debo esperar a los dieciocho para disfrutar... Y luego ser libre cuando me case y tenga hijos ¿Verdad? No te entiendo... Puede ser que ambas estemos educadas a la antigua, pero tu misma te haz modernizado, sales con tus amigas, te vistes como una chica de veinte, con poleras transparentes y con escote muy pronunciado... ¿Cómo mierda no me dejas vestirme como quiero entonces? ¿Quieres que me vista como una vieja, cómo lo hacías tu cuando pequeña? Lamento decirte que no será así, porque lamentablemente... ya no tienes tanto poder sobre mí como antes...

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